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Llevo meses dándole vueltas a esta pregunta. No de manera filosófica o abstracta, sino de manera muy concreta. Muy real. Porque me he dado cuenta de algo que probablemente muchos emprendedores sienten pero no se atreven a decir en voz alta: puedes tener éxito, puedes estar ganando más dinero que nunca, puedes tener proyectos emocionantes, y aun así sentir que algo falta.

Y ese "algo", probablemente, es propósito.

El peligro de vivir sin dirección

Hace unos días me encontré reflexionando sobre todos los proyectos que tengo. Los conté: quince. Quince proyectos simultáneos, cada uno con su potencial, cada uno demandando atención, cada uno prometiendo algo diferente. Y en lugar de sentirme orgulloso o emocionado, me sentí perdido.

Porque cuando todo parece importante, nada es realmente importante.

Y acá está el problema real: cuando no tienes un propósito claro, tu vida se vuelve una colección de cosas que hacer en lugar de un camino que recorrer. Te levantas cada día y atacas la lista de pendientes. Respondes correos, asistes a reuniones, tomas decisiones. Pero al final del día, cuando apoyas la cabeza en la almohada, te preguntas: ¿para qué estoy haciendo todo esto?

Esa pregunta sin respuesta es peligrosa. Porque te va carcomiendo por dentro. Te va quitando energía. Te va robando la motivación que alguna vez te hizo empezar.

He visto a demasiadas personas exitosas caer en depresión no porque les vaya mal, sino porque perdieron el sentido de por qué están haciendo lo que hacen. Y cuando pierdes eso, todos los logros se sienten vacíos. Todo el dinero se siente insuficiente. Todo el reconocimiento se siente superficial.

La ilusión de que más es mejor

Vivimos en una cultura que nos dice constantemente que más es mejor. Más proyectos, más clientes, más ingresos, más opciones, más oportunidades.

Y yo he caído en esa trampa más veces de las que quisiera admitir.

Cada idea nueva que aparece en mi cabeza se siente como una oportunidad que no puedo dejar pasar. Como si decir que no fuera cerrar una puerta que podría llevarme a algo increíble. Entonces digo que sí a todo. Me lleno de compromisos. Me sobrecarqo de responsabilidades.Y lo justifico diciéndome que soy ambicioso, que soy trabajador, que estoy aprovechando el momento.

Pero la verdad es más incómoda: estoy llenando mi vida de actividad porque no tengo claridad sobre qué es lo que realmente importa. Y cuando no sabes qué es lo que realmente importa, todo parece importante.

Esa es la trampa. Porque te mantiene ocupado, te mantiene en movimiento, te mantiene sintiéndote productivo. Pero no te lleva a ningún lado específico. Solo estás girando en círculos cada vez más rápido.

Y eventualmente, eso te agota. Te quema. Te hace cuestionar por qué estás haciendo tanto esfuerzo si no te sientes más cerca de donde quieres estar.

Lo que realmente significa tener propósito

Tener propósito no es tener una declaración motivacional pegada en la pared de tu oficina. No es poder decir en una frase bonita "cuál es tu misión en la vida".

Tener propósito es despertarte sabiendo exactamente por qué estás haciendo lo que estás haciendo. Es tener un filtro claro para decidir a qué le dices que sí y a qué le dices que no. Es poder evaluar cada oportunidad, cada proyecto, cada inversión de tu tiempo contra algo más grande que el resultado inmediato.

Cuando tienes propósito, las decisiones difíciles se vuelven más simples. No porque sean fáciles, sino porque tienes un criterio claro para tomarlas.

¿Este proyecto me acerca o me aleja de donde quiero estar? ¿Esta oportunidad está alineada con lo que realmente importa para mí? ¿Vale la pena el sacrificio que esto requiere considerando hacia dónde voy?

Y lo más importante: cuando tienes propósito, los obstáculos se vuelven más soportables. Porque no estás luchando solo por sobrevivir o por acumular. Estás luchando por algo que tiene sentido para ti. Y eso cambia completamente la experiencia.

He notado esto en mi propia vida. Los proyectos donde tengo claridad sobre el "por qué" son los que disfruto más, incluso cuando son difíciles. Los proyectos donde solo estoy persiguiendo un resultado sin conexión con algo más grande son los que se sienten como carga, incluso cuando van bien.

El propósito como antídoto contra la depresión

Y acá llegamos a algo crítico que pocas personas quieren admitir: la depresión no solo le pasa a la gente que está mal económicamente o que enfrenta tragedias. La depresión también le pasa a gente exitosa, a emprendedores prósperos, a personas que desde afuera parecen tenerlo todo.

Porque la depresión muchas veces no es sobre lo que te falta. Es sobre la falta de sentido.

Cuando tu vida no tiene dirección, cuando estás haciendo mil cosas pero ninguna te llena realmente, cuando logras objetivos y te das cuenta que no te hacen más feliz, ahí es cuando la depresión se cuela.

No es dramática al principio. Es sutil. Es ese sentimiento de "¿y ahora qué?" después de cada logro. Es esa sensación de estar corriendo en una caminadora donde no importa qué tan rápido vayas, sigues en el mismo lugar. Es ese vacío que no puedes llenar con más trabajo, más dinero, o más éxitos.

Y la solución no está en trabajar menos o en desconectarte. La solución está en conectar lo que haces con algo que realmente importe para ti.

Porque cuando tienes propósito, incluso los días difíciles tienen sentido. Incluso cuando las cosas no salen como esperabas, sabes por qué estás en la lucha. Y eso te sostiene de una manera que ninguna cantidad de motivación externa puede hacer.

La pregunta que nadie te hace

Todos te preguntan qué haces. Pocos te preguntan por qué lo haces.

Y esa diferencia es todo.

¿Por qué emprendiste? ¿Por qué elegiste esa industria? ¿Por qué sigues haciendo lo que haces incluso cuando es difícil? ¿Qué es lo que realmente quieres lograr más allá del dinero o el reconocimiento?

Estas preguntas son incómodas porque nos obligan a ser honestos con nosotros mismos. Y muchas veces la respuesta inicial es: "no lo sé". O peor aún: "porque es lo que se supone que debo hacer".

Pero hasta que no respondas estas preguntas de verdad, vas a seguir sintiendo ese vacío. Vas a seguir buscando el siguiente proyecto, la siguiente meta, el siguiente nivel, esperando que ahí finalmente encuentres lo que estás buscando.

Y no lo vas a encontrar. Porque lo que estás buscando no está en el siguiente logro. Está en entender por qué estás buscando en primer lugar.

Mi propio proceso de búsqueda

No voy a pretender que tengo todas las respuestas. De hecho, estoy en medio de este proceso yo mismo, y creo haberlo encontrado pero sigo descubriendo cosas nuevas.

Pero lo que sí he descubierto es que encontrar tu propósito no es un evento. Es un proceso. Es hacerte las preguntas correctas una y otra vez hasta que empieces a ver patrones.

¿Qué es lo que siempre vuelve a aparecer en tus pensamientos? ¿Qué es lo que te emociona genuinamente, no porque te vaya a hacer rico o famoso, sino porque mueve algo dentro de ti? ¿Qué problema del mundo te molesta tanto que no puedes dejar de pensar en solucionarlo?

Para mí, he notado que todo lo que hago es por ayudar. Suena simple, casi cliché. Pero cuando miro todos mis proyectos, todos tienen ese elemento. Ayudar a empresas a crecer. Ayudar a emprendedores a encontrar su camino. Ayudar a que LATAM sea visto como un mercado serio.

Y cuando reconocí eso, muchas cosas empezaron a tener más sentido. Empecé a entender por qué ciertos proyectos me llenan y otros me drenan. Empecé a tener más claridad sobre qué oportunidades perseguir y cuáles dejar pasar.

No significa que ahora tengo todo resuelto. Pero sí significa que tengo una brújula. Y esa brújula hace toda la diferencia.

Por qué no puedes hacer esto solo

Lo más difícil de encontrar tu propósito es que no puedes verlo desde tu propia perspectiva. Estás demasiado cerca. Estás demasiado metido en el día a día, en las presiones, en las expectativas de otros, en tus propios miedos y limitaciones autoimpuestas.

Necesitas algo o alguien que te haga las preguntas que no te estás haciendo. Que te desafíe cuando te escondes detrás de respuestas superficiales. Que te ayude a conectar los puntos que no puedes ver por ti mismo.

Por eso muchas personas recurren a coaches, a terapeutas, a mentores. Porque necesitan ese espejo externo que les ayude a ver lo que está ahí pero que ellos no pueden ver.

Y en mi caso, he descubierto que este tipo de reflexión introspectiva, cuando es guiada por las preguntas correctas, puede revelar cosas que llevas años sin ver.

El costo de seguir sin propósito

Si has llegado hasta acá, probablemente algo de lo que he dicho resonó contigo. Probablemente te has sentido así alguna vez: exitoso en papel pero vacío por dentro. Ocupado todo el tiempo pero sin dirección clara. Logrando cosas pero sin la satisfacción que esperabas.

Y quiero que entiendas algo: eso no va a mejorar solo. No es algo que se resuelve con más tiempo, con más éxito, o con esperar a que "las cosas se acomoden".

Si no haces algo activo para encontrar tu propósito, vas a seguir en ese ciclo. Y cada año que pasa, ese vacío se hace más grande. Cada logro sin propósito te deja más vacío que el anterior. Y eventualmente, la energía que tenías para seguir empujando se agota.

He visto a demasiadas personas exitosas llegar a ese punto. Y es devastador. Porque para cuando se dan cuenta del problema, ya perdieron años yendo en una dirección que nunca fue la suya. Ya construyeron una vida que se ve bien desde afuera pero que por dentro no los llena.

Y reconstruir desde ahí es posible, pero es mucho más difícil que haberlo hecho bien desde el principio.

Tu siguiente paso

Entonces, ¿qué haces con todo esto? ¿Cómo empiezas a encontrar tu propósito cuando estás tan metido en la vorágine de tu día a día?Empiezas haciéndote las preguntas correctas. Las preguntas difíciles. Las que has estado evitando porque las respuestas te dan miedo o porque no estás seguro de que te van a gustar.

Por eso creé PurposeGPT.

Es una herramienta que te guía a través de una serie de preguntas profundamente personales, diseñadas específicamente para ayudarte a descubrir cuál es tu propósito real en este mundo. No son preguntas genéricas de autoayuda. Son preguntas que te obligan a ser honesto contigo mismo, a explorar tus motivaciones reales, a identificar los patrones en tu vida que has estado ignorando.

Porque cuando no tienes propósito, es más fácil caer en las redes de la depresión. Es más fácil sentirte perdido. Es más fácil desperdiciar años de tu vida persiguiendo cosas que nunca te van a satisfacer.

Pero cuando tienes claridad sobre tu propósito, todo cambia. Las decisiones se vuelven más simples. Los obstáculos se vuelven más manejables. Y finalmente, todo el esfuerzo que estás haciendo tiene un sentido que va más allá del próximo objetivo o el próximo cheque.

Descubre tu propósito con PurposeGPT. →

No es magia. No te va a dar respuestas instantáneas. Pero sí te va a hacer las preguntas que necesitas responder. Y esas respuestas pueden cambiar completamente la dirección de tu vida.

Porque al final, el éxito sin propósito es solo ruido. Pero el éxito con propósito es legado.

¿Qué prefieres construir?

Hace unos días recibí un correo de una marca que siempre soñé trabajar. Y mientras leía sus requisitos para hacer un webinar global, me di cuenta de algo que llevo años viendo: las empresas extranjeras siguen llegando a Latinoamérica con la misma mentalidad de siempre. Creen que lo que funciona en Estados Unidos o Europa va a funcionar acá simplemente traduciendo el mensaje al español. Y luego se preguntan por qué fracasan.

No es culpa de ellos, realmente. Es que nadie les está diciendo la verdad.

La verdad es que LATAM no es un mercado homogéneo que puedes conquistar con una estrategia genérica. La verdad es que acá tenemos insights locales que ningún dashboard de Google Analytics te va a mostrar. La verdad es que si no entiendes cómo piensan los freelancers peruanos, los dueños de empresas mexicanas o los equipos de marketing brasileños, estás tirando tu presupuesto al tacho (basura).

El problema de sonar como todos

Cuando trabajas con empresas extranjeras que quieren entrar a LATAM, lo primero que dicen es: "necesitamos que todo esté en español". Perfecto. Traducen sus landing pages, sus anuncios, sus emails. Y siguen sin vender.

Porque el problema no es el idioma. Es la mentalidad.

Acá en LATAM todavía existe un mercado negro de bases de datos. Sí, como lo lees. Empresas pequeñas y medianas que van a lugares como Wilson en Lima y compran USB con miles de correos "segmentados". Creen que están haciendo marketing digital profesional cuando en realidad están quemando su reputación antes de empezar.

Ese es un insight local que ninguna empresa extranjera conoce. Y si tú como agencia o consultor no les adviertes sobre esto, si no les explicas que ese no es el camino, entonces estás dejando que cometan los mismos errores que todos.

Las empresas extranjeras no saben que acá la gente desconfía de lo demasiado pulido, de lo demasiado corporativo. No saben que en algunos países de LATAM las decisiones de compra pasan por WhatsApp más que por email. No saben que hablar de ROI está bien, pero hablar de cómo esta herramienta les va a ahorrar horas de trabajo a ese asistente de gerencia que hace de todo, eso sí conecta.

Lo que realmente necesitan las empresas de LATAM

Cuando una startup extranjera te contacta para hacer marketing digital en la región, lo primero que debes preguntarte es: ¿a quién le están hablando realmente?

Porque no es lo mismo hablarle a un freelancer que recién está empezando y necesita demostrarle valor a sus clientes, que hablarle al CMO de una empresa mediana que tiene presupuesto pero está cansado de probar herramientas que prometen mucho y entregan poco.

Un freelancer en LATAM necesita que le digas exactamente cómo va a poder justificar esa inversión frente a su cliente. Necesita casos locales, no casos de éxito de empresas estadounidenses con presupuestos millonarios. Necesita saber que usando esta plataforma va a poder presentarse como un profesional serio, no como alguien que manda correos masivos desde su Gmail.

Un dueño de empresa pequeña o mediana necesita que le hables en su idioma. Y no me refiero al español. Me refiero a que entiendas que para él, cada dólar cuenta. Que probablemente tiene un equipo chico donde todos hacen de todo. Que su "asistente de marketing" probablemente también es asistente de gerencia, de recursos humanos y a veces hasta de contabilidad.

A esa persona no le interesa cuántas funcionalidades tiene tu software. Le interesa cuántas horas de su semana va a recuperar. Le interesa si va a poder automatizar esos correos que tiene que estar mandando manualmente cada semana. Le interesa si esto realmente va a hacer que sus clientes se acuerden de su marca sin que él tenga que estar persiguiéndolos todo el tiempo.

Y los equipos de marketing de empresas medianas o grandes, esos son otro mundo. Ellos ya probaron mil herramientas. Ya les vendieron mil promesas. Necesitan que les demuestres con datos duros, con casos reales de la región, con estrategias que entiendan el contexto local. Y en LATAM, cada sol o peso, cuenta demasiado. No tenemos para desperdiciar nada.

La automatización mal entendida

Muchas empresas extranjeras llegan vendiendo automatización como si fuera la solución mágica. Y sí, la automatización es increíble. Pero acá, la automatización sin personalización es un desastre.

He visto campañas automatizadas que mandan el mismo mensaje a toda una base de datos sin considerar que en México están celebrando el Día de Muertos, en Perú están en campaña electoral, y en Argentina están lidiando con una inflación que cambia los precios cada semana.

La automatización funciona cuando entiendes que detrás de cada segmento hay personas con contextos diferentes. Y que ese contexto cambia no solo de país a país, sino de momento a momento.

Las mejores campañas que he visto en LATAM son las que combinan la eficiencia de la tecnología con la inteligencia local. Las que usan IA para generar contenido más rápido, sí, pero que tienen a alguien del equipo revisando que ese contenido tenga sentido para esa audiencia específica, en ese momento específico.

El nurturing que sí funciona acá

Otro concepto que las empresas extranjeras malinterpretan es el nurturing. Creen que nutriendo a un lead significa mandarle un email cada semana con contenido genérico sobre la industria.

En LATAM, el nurturing funciona cuando realmente estás presente. Cuando tu marca no solo aparece para vender, sino para aportar valor constante. Cuando entiendes que la confianza acá se construye diferente.

No es solo estar en la bandeja de entrada. Es estar en el momento correcto, con el mensaje correcto, entendiendo que tal vez ese cliente ya te compró hace seis meses pero necesita saber que sigues ahí, que puedes ayudarlo con su nuevo desafío.

Y esto requiere segmentación real. No esos cinco segmentos genéricos que toda plataforma te sugiere. Requiere entender los ciclos de compra locales, las temporadas, las particularidades de cada industria en cada país.

Cómo hacerlo bien

Si eres una empresa extranjera que quiere entrar a LATAM, o si eres una agencia local que trabaja con estas empresas, acá va lo que realmente funciona:

Primero, encuentra partners locales que entiendan el mercado de verdad. No me refiero a distribuidores que solo van a traducir tus materiales. Me refiero a gente que vive acá, que trabaja con empresas de acá, que sabe qué funciona y qué no.

Segundo, adapta tu propuesta de valor a cada segmento. Lo que le vendes a un freelancer no es lo mismo que le vendes a una empresa grande. Y esto va más allá de cambiar unas palabras en un slide. Es entender qué le quita el sueño a cada uno.

Tercero, invierte en contenido local real. Casos de éxito de empresas de la región. Webinars con speakers que la gente de acá conoce y respeta. Ejemplos prácticos con empresas que se parecen a las que te están escuchando.

Cuarto, entiende que LATAM no es un mercado de segunda. Es un mercado diferente, con oportunidades diferentes, con desafíos diferentes. Si llegas con esa mentalidad de "vamos a probar a ver qué pasa", ya perdiste.

Hacer LATAM sexy para las marcas globales

Y acá viene algo que llevo tiempo pensando. ¿Por qué LATAM siempre tiene que ser el mercado al que se llega después? ¿Por qué siempre somos el "emerging market" en lugar del mercado estratégico?

Porque nadie está haciendo el trabajo de mostrarle al mundo que LATAM es un mercado increíble. Que acá hay empresas hambrientas de crecer, que hay profesionales súper capacitados, que hay una clase media creciente con poder adquisitivo.

El trabajo no es solo ayudar a las empresas extranjeras a vender acá. Es ayudarlas a entender por qué deberían querer estar acá. Por qué LATAM debería ser prioridad y no una ocurrencia tardía.

Y eso se logra con resultados. Con cases reales. Con demostrar que cuando lo haces bien, LATAM puede ser más rentable que otros mercados porque la competencia todavía no es tan brutal, porque hay espacios por conquistar, porque la gente todavía valora cuando una marca se toma el tiempo de entenderlos.

Estos son los datos que tenemos hasta el momento en LATAM. Somos más de 650 millones de personas, con un 66% de la población adulta que ya compra en línea. Para 2025, se proyecta que haya 440 millones de usuarios de internet móvil en la región, lo que representa una oportunidad masiva para cualquier estrategia digital bien ejecutada.

El mercado de comercio electrónico en LATAM superó los 117,000 millones de dólares en 2023, y se proyecta que casi se duplique para 2028. La inversión publicitaria digital alcanzará los 25.14 mil millones de dólares en 2025, con la inversión digital proyectada en 17,000 millones de dólares, duplicando los datos del periodo prepandemia.

Y acá viene lo interesante: se proyecta un crecimiento del 11.7% en inversión publicitaria digital para 2025. Eso significa que las empresas están apostando más que nunca por lo digital en nuestra región. Pero el problema es que muchas de esas inversiones se están desperdiciando porque siguen usando las mismas estrategias que usan en mercados más maduros.

Brasil y México lideran el mercado, eso es obvio. Pero países como Colombia, Chile, Argentina y Perú están creciendo a ritmos impresionantes. Y lo más importante: la penetración de internet móvil sigue aumentando, lo que significa que cada vez más personas están accediendo a contenido digital desde sus teléfonos.

Ahora imagina lo que pasa cuando una empresa extranjera llega con una estrategia pensada para escritorio, con tiempos de carga lentos, con formularios complicados, con procesos de pago que no incluyen los métodos locales que la gente usa realmente. Están dejando dinero sobre la mesa.

La oportunidad está en la diferencia

Al final, la mayoría de empresas extranjeras fracasan en LATAM porque tratan de replicar lo que funciona en otros lados. Y la oportunidad más grande está justamente en lo opuesto: en entender y aprovechar las diferencias.

En saber que acá un webinar a las 7 de la noche funciona mejor que uno a mediodía porque la gente trabaja hasta tarde. En conocer qué plataformas usa realmente cada segmento y no asumir que todos están en LinkedIn.

Las empresas que ganan en LATAM son las que dejan de ver la región como un mercado más en su expansión global, y empiezan a verla como una oportunidad única que requiere estrategias únicas.

Y para las agencias y consultores locales, nuestra oportunidad está en ser ese puente. En ser los que realmente entendemos ambos mundos. Los que podemos traducir no solo el idioma, sino la cultura, el contexto, las oportunidades.

Porque al final, hacer que una empresa extranjera tenga éxito en LATAM no es solo un proyecto más. Es demostrarle al mundo que este mercado vale la pena. Que somos sexy, como me gusta decir. Que merecemos que inviertan tiempo, presupuesto y estrategia real en nosotros.

Y cuando eso pase, cuando las empresas globales empiecen a ver LATAM como prioridad y no como experimento, todos ganamos.

He visto este patrón demasiadas veces. Un CEO decide que es momento de expandirse a Latinoamérica. Aprueba un presupuesto considerable para publicidad digital. Contrata una agencia, lanza campañas, y seis meses después está mirando los números preguntándose qué salió mal. La respuesta casi siempre es la misma: cometieron uno o varios de estos errores. Y lo peor es que son errores que se pudieron evitar desde el día uno.

Error #1: Creer que LATAM es un solo mercado

Este es el error más común y el más costoso. Un CEO ve las presentaciones donde hablan de "650 millones de personas en LATAM" y piensa: perfecto, vamos a hacer una campaña regional y llegaremos a todos.

Pero la realidad es que un mexicano y un argentino son tan diferentes como un español y un polaco. Y no solo hablo del acento o las palabras que usan. Hablo de comportamientos de compra completamente distintos.

En México, Mercado Libre domina el e-commerce de manera brutal. En Brasil, usan Pix para todo y si tu plataforma no lo acepta, perdiste la venta. En Argentina, la gente está acostumbrada a lidiar con inflación y cambios constantes en precios, así que tu estrategia de pricing tiene que ser flexible. En Chile, la clase media es más consolidada y buscan calidad sobre precio. En Perú, el efectivo sigue siendo rey en muchos sectores.Entonces cuando un CEO aprueba una campaña "para LATAM" con un solo mensaje, una sola creatividad, un solo call to action, lo que está haciendo es tirar su presupuesto a la basura. Porque ese mensaje que tal vez resuena en Colombia no va a funcionar en Brasil. Ese descuento que parece atractivo en Perú puede parecer sospechoso en Chile.

He tenido conversaciones donde me dicen: "pero es que hacer campañas país por país es muy caro". Y mi respuesta siempre es la misma: ¿sabes qué es más caro? Quemar un millón de dólares en publicidad que nadie va a convertir porque el mensaje no conecta con nadie.

Error #2: Delegar todo sin entender nada

Este error es sutil pero mortal. El CEO contrata una agencia, les da el presupuesto, y se desentiende completamente. Confía en que los "expertos" van a hacer su magia. Y tres meses después, cuando le presentan el reporte, no entiende ni la mitad de lo que está viendo.

El problema no es delegar. El problema es delegar sin tener criterio para evaluar si lo que te están entregando tiene sentido.

He visto CEOs aprobar campañas con segmentaciones que no tienen sentido para el mercado local. Aprobar creatividades que nunca funcionarían acá porque nadie les dijo que no. Aprobar presupuestos distribuidos de manera totalmente desproporcionada porque la agencia simplemente replicó lo que hacen en otros mercados.

Y cuando las cosas no funcionan, el CEO se pregunta si el problema es el mercado, si es el producto, si es el timing. Cuando en realidad el problema fue que nunca se tomó el tiempo de entender lo básico sobre cómo funciona la publicidad digital en la región.

No necesitas ser un experto en Facebook Ads o Google Ads. Pero sí necesitas entender cómo se comporta tu audiencia en LATAM. Qué plataformas usan realmente. A qué hora están activos. Qué tipo de contenido consumen. Qué los motiva a comprar.

Porque si no entiendes eso, no tienes manera de evaluar si la estrategia que te están proponiendo tiene sentido o si solo te están vendiendo humo.

Error #3: Copiar y pegar campañas que funcionaron en Estados Unidos o Europa

Este error viene directo de la arrogancia. "Si funcionó allá, ¿por qué no va a funcionar acá?"

Porque acá es diferente. Punto.

He visto campañas que en Estados Unidos generaron millones en ventas llegar a LATAM y fracasar estrepitosamente. No porque el producto fuera malo. No porque la creatividad fuera mala. Sino porque el contexto era completamente diferente.

Un ejemplo clásico: campañas que enfatizan "envío gratis" como el principal beneficio. En Estados Unidos, eso es un diferenciador poderoso porque la gente está acostumbrada a Amazon Prime y a recibir sus cosas en dos días. En LATAM, dependiendo del país, la gente ya asume que los envíos van a tardar. Lo que realmente les preocupa es si el producto va a llegar en buen estado, si van a poder rastrearlo, si pueden pagar contra entrega.

O campañas que usan testimoniales de clientes estadounidenses. Para una audiencia latinoamericana, eso no genera confianza. Genera distancia. "Ah, esto es para gringos, no es para mí".

O peor aún, campañas traducidas literalmente donde usan términos que acá no se entienden o que significan algo completamente diferente. He visto anuncios donde traducen "save money" como "ahorrar dinero" cuando en el contexto local lo que resuena más es "gastar menos" o "cuidar tu bolsillo".

Los CEOs inteligentes entienden que lo que necesitan no es una traducción de sus campañas exitosas. Lo que necesitan es una adaptación cultural completa. Y eso requiere inversión en entender el mercado, en hacer pruebas, en iterar.

Error #4: Obsesionarse con métricas de vanidad

Un CEO ve el reporte mensual: "50,000 nuevos followers en Instagram, 2 millones de impresiones, 100,000 clicks". Se siente bien con esos números. Hasta que alguien le pregunta: "¿y cuántas ventas generamos?"

Silencio.

Este es uno de los errores que más me frustra porque es totalmente evitable. Los CEOs se dejan impresionar por números grandes sin preguntarse si esos números están generando resultados reales para el negocio.

En LATAM, este problema es aún más grave porque hay agencias que venden humo de manera profesional. Te muestran dashboards hermosos llenos de gráficos que van para arriba. Te hablan de engagement rate, de reach, de brand awareness. Y todo suena muy bonito hasta que te das cuenta que después de seis meses invirtiendo, tus ventas no se movieron.El problema no es que esas métricas no importen. El problema es cuando se vuelven el objetivo en lugar de ser indicadores del camino hacia el objetivo real.

Un CEO debería estar preguntando: ¿cuánto nos cuesta adquirir un cliente nuevo? ¿Cuál es el lifetime value de esos clientes? ¿Qué porcentaje de las personas que hacen click en nuestros anuncios terminan comprando? ¿Cuál es nuestro retorno sobre inversión publicitaria?

Y en LATAM, donde los márgenes pueden ser más ajustados y los costos operativos más altos, estas preguntas son aún más críticas. No puedes darte el lujo de estar quemando presupuesto en campañas que generan "awareness" pero no ventas.

He trabajado con empresas que llegaron después de gastar fortunas en campañas de branding hermosas que no movieron la aguja. Y cuando les pregunto qué están midiendo, me muestran reportes llenos de métricas que no les dicen nada sobre si están más cerca o más lejos de su objetivo de ventas.

Error #5: No invertir lo suficiente para aprender

Y acá viene el error más paradójico de todos. El CEO aprueba un presupuesto ridículamente bajo "para probar el mercado". Lanza campañas con presupuestos que no alcanzan ni para generar data estadísticamente significativa. Las campañas no funcionan. Y concluye: "LATAM no es un mercado para nosotros".

Cuando la realidad es que nunca le dieron una oportunidad real al mercado.

En publicidad digital, especialmente cuando estás entrando a un mercado nuevo, necesitas invertir lo suficiente para aprender. Necesitas presupuesto para probar diferentes segmentaciones, diferentes mensajes, diferentes creatividades. Necesitas volumen de data para poder identificar qué está funcionando y qué no.

Si llegas con 5,000 dólares al mes pensando que vas a conquistar LATAM, lo único que vas a lograr es perder 5,000 dólares y confirmar tus prejuicios de que "el mercado no está listo".

Los CEOs que tienen éxito en LATAM son los que entienden que la inversión inicial es aprendizaje. No esperan ROI positivo el primer mes. Esperan data. Esperan insights. Esperan entender cómo se comporta su audiencia para poder optimizar.

Y una vez que tienen esa data, una vez que identificaron qué funciona, ahí es cuando escalan. Ahí es cuando multiplican el presupuesto porque ya saben que cada dólar invertido va a generar resultados predecibles.

Pero esto requiere paciencia. Requiere visión de largo plazo. Requiere entender que conquistar un mercado de 650 millones de personas no se hace con campañas de prueba y presupuestos conservadores.

El costo real de estos errores

Cada uno de estos errores por separado puede costarte decenas de miles de dólares. Pero cuando los combinas, cuando un CEO comete dos o tres de estos errores simultáneamente, el costo se vuelve exponencial.

No solo estás perdiendo el dinero invertido en publicidad. Estás perdiendo tiempo. Estás perdiendo la oportunidad de posicionarte antes que tu competencia. Estás quemando tu marca con primeras impresiones malas que después son difíciles de revertir.

Y lo peor de todo: estás llegando a conclusiones equivocadas sobre el mercado que pueden llevarte a abandonar una oportunidad que en realidad sí existía, solo que la abordaste de manera incorrecta.

He visto empresas retirarse de LATAM después de "intentarlo" durante un año, convencidos de que el mercado no era para ellos. Y dos años después, ver a su competencia dominando ese mismo mercado porque sí lo hicieron bien desde el principio.

Cómo evitar estos errores

La buena noticia es que todos estos errores son evitables. No requieren de genialidad. Requieren de humildad para reconocer que no sabes todo sobre el mercado. Requieren de inversión en partners locales que sí saben. Requieren de paciencia para hacer las cosas bien desde el principio.

Un CEO inteligente entra a LATAM con la mentalidad de aprendiz, no de conquistador. Entiende que cada país es un mercado único que requiere estrategias adaptadas. Se rodea de gente que conoce el terreno. Define métricas claras que realmente importan para el negocio. Y está dispuesto a invertir lo suficiente para obtener data real antes de tomar decisiones.

Porque al final, la pregunta no es si LATAM es un mercado atractivo. Los números demuestran que sí lo es. La pregunta es si estás dispuesto a hacer lo que se necesita para tener éxito acá.

Y eso empieza por no cometer estos cinco errores mortales que han hundido a tantas empresas antes que tú.

Ayer scrolleaba Instagram como probablemente lo haces tú. Anuncio tras anuncio. Marca tras marca gritándome que compre, que descargue, que me registre. Y honestamente, después de cinco minutos, no recordaba ni una sola de esas marcas.

Pero hubo una que sí me detuvo. No porque tuviera el mejor descuento o el producto más innovador. Me detuvo porque me contó una historia que resonó conmigo. Y esa diferencia, entre ser olvidable y ser memorable, es todo.

El problema de sonar como todos

Abre cualquier red social ahora mismo. ¿Qué ves?

"Somos la solución más innovadora del mercado". "Aumenta tu productividad en un 300%". "La mejor calidad al mejor precio". "Únete a miles de clientes satisfechos".

Todas las marcas diciendo exactamente lo mismo. Todos usando las mismas palabras vacías. Todos prometiendo ser "los mejores" sin dar ninguna razón real para creerles.

Y la gente ya no les cree. No porque sean mentirosos, sino porque están usando un lenguaje que perdió todo su poder. Un lenguaje que suena a marketing barato, a promesas que se olvidarán en cinco segundos.

El problema no es que esas marcas no tengan algo valioso que ofrecer. El problema es que están hablando en un idioma que ya nadie escucha. Están vendiendo características cuando la gente compra historias. Están gritando especificaciones cuando la gente busca conexiones.

Y mientras siguen haciendo lo mismo que todos, sus competidores que sí entienden el poder del storytelling se están comiendo su mercado.

Las marcas que todos recuerdan tienen algo en común

Piensa en las marcas que realmente te importan. No las que usas por conveniencia, sino las que genuinamente te importan. Las que defiendes en conversaciones. Las que te emocionas cuando lanzan algo nuevo.

Ahora pregúntate: ¿qué sabes sobre esas marcas más allá de lo que venden?

Probablemente conoces su historia. Conoces sus valores. Conoces lo que representan. Conoces por qué existen más allá de ganar dinero. Apple no solo vende computadoras y teléfonos. Te cuenta la historia de los rebeldes que piensan diferente. De los que desafían el status quo. De los que creen que pueden cambiar el mundo.

Nike no solo vende zapatos deportivos. Te cuenta historias de atletas que superaron lo imposible. De personas comunes que encontraron su grandeza. De ese momento en que decides que ya no hay excusas.

Positive Agency no solo vende servicios de marketing digital. Te cuenta la historia de hacer que LATAM deje de ser el mercado olvidado, el "ya veremos después", el experimento con presupuesto limitado. Te cuenta la historia de convertir a LATAM en sexy, en deseable, en prioritario para las marcas globales que siempre nos vieron como secundarios. Porque cuando una startup de San Francisco o una empresa de Madrid decide invertir de verdad en nuestra región, todos ganamos. No estamos vendiendo campañas publicitarias. Estamos construyendo el puente entre el mundo que nos ignora y el continente que está listo para explotar.Y fíjate que ninguna de estas marcas te está gritando que son "las mejores" o "las más innovadoras". Te están invitando a ser parte de algo más grande que una transacción comercial. Te están dando una historia en la que tú puedes verte reflejado.

Eso es lo que separa a las marcas que inspiran de las que pasan desapercibidas.

El storytelling en LATAM tiene sus propias reglas

Este error viene directo de la arrogancia. "Si funcionó allá, ¿por qué no va a funcionar acá?"

Y acá es donde muchas marcas, especialmente las extranjeras que llegan a LATAM, cometen un error crítico: piensan que el storytelling es universal. Que si su historia funciona en Estados Unidos o Europa, va a funcionar acá.Pero las historias que resuenan en LATAM son diferentes.

Acá no nos impresionan tanto las historias de "empecé en un garage y ahora soy millonario". Nos conectamos más con las historias de perseverancia ante sistemas que no funcionan. De encontrar soluciones creativas cuando los recursos son limitados. De construir algo valioso a pesar de todos los obstáculos que este continente pone en el camino.

Acá las historias de comunidad funcionan mejor que las historias de individualismo extremo. Las historias de familia resuenan profundo. Las historias donde el protagonista no lo hace solo, sino que trae a otros con él en el viaje.

Y acá, más que en cualquier otro lugar, las historias tienen que ser auténticas. Porque hemos visto suficiente marketing falso, suficientes promesas rotas, suficientes marcas que nos hablaban bonito pero no cumplían. Entonces tenemos un detector de mentiras muy afilado.

Si tu historia no es genuina, si estás fabricando algo que suena bien pero no es real, la gente lo va a sentir. Y no solo van a ignorarte, van a desconfiar de ti activamente.

Los elementos de una historia que vende

Entonces, ¿cómo construyes una historia que realmente conecte? ¿Cómo pasas de ser una marca más en el feed a ser una marca que la gente recuerda y recomienda?

Primero, necesitas un protagonista con el que tu audiencia pueda identificarse. Y acá está el truco: el protagonista no eres tú. Es tu cliente. Tu marca es el guía que ayuda al protagonista en su viaje.

Demasiadas marcas cuentan la historia de lo increíbles que son ellos. "Nosotros somos esto, nosotros hicimos aquello, nosotros somos los mejores". Y a nadie le importa. Porque esa no es una historia en la que ellos pueden verse.

La historia que funciona es: "Tú estás acá, enfrentando este desafío. Nosotros hemos ayudado a miles como tú a superarlo. Y así es como lo hacemos".

Segundo, necesitas un conflicto real. No un problema inventado o exagerado. Un conflicto genuino que tu audiencia esté viviendo. Algo que les quite el sueño. Algo que les frustra cada día.

Y acá es crítico que entiendas el conflicto desde la perspectiva de tu audiencia, no desde la tuya. Porque lo que tú crees que es su problema mayor puede no ser lo que ellos sienten como su problema mayor.

Tercero, necesitas mostrar la transformación. No solo los resultados finales, sino el viaje. Cómo era la vida antes, qué cambió en el proceso, cómo es la vida después. Porque la gente no compra productos, compra transformaciones.

Alguien no compra un curso de marketing digital. Compra la transformación de ser alguien que no sabe cómo hacer crecer su negocio online a ser alguien que genera clientes consistentemente desde redes sociales.

Y cuarto, necesitas autenticidad total. No puedes tener miedo de mostrar las partes difíciles, los fracasos, las lecciones aprendidas. Porque eso es lo que hace que tu historia sea creíble. Las historias perfectas son aburridas. Las historias reales son las que enganchan.

El costo de no tener una historia

Mientras lees esto, probablemente estás pensando: "sí, suena bien, pero tengo mil cosas que hacer. Ya publicamos contenido. Ya hacemos marketing".

Y te entiendo. Créeme que te entiendo. Pero déjame preguntarte algo: ¿ese contenido que publicas, ese marketing que haces, está generando el resultado que quieres?

Porque si la respuesta es no, o si es "más o menos", el problema probablemente es que no tienes una historia clara. Estás haciendo ruido, no creando conexión.

Y el costo de eso es increíble. Porque cada día que pasas siendo una marca más del montón es un día que tu competencia con mejor storytelling está ganando a los clientes que deberían ser tuyos.

Cada peso que inviertes en publicidad sin una historia detrás es un peso que se evapora porque la gente ve tu anuncio y lo olvida tres segundos después.

Cada oportunidad que pierdes de conectar emocionalmente con tu audiencia es una oportunidad que nunca recuperas.

Y eventualmente, si sigues haciendo lo mismo que todos, te conviertes en una commodity. En una opción intercambiable. Y cuando eres intercambiable, solo puedes competir por precio. Y competir por precio es una carrera hacia el fondo que nadie gana.

Las marcas pequeñas tienen ventaja

Y acá hay algo que debería darte esperanza: las marcas pequeñas y medianas tienen una ventaja enorme en storytelling que muchas veces no aprovechan.

Leyenda: Esta marca en New Jersey puede usar las lisuras y lanzarse a jugar con los insights de trabajadores que están que quieren largarse del trabajo.

Leyenda: Entre los miles de miles de agentes, están los que se arriesgan a hacer algo distinto. Formatos que pueden ser ideas de fuera, pero adaptados a la realidad local como hablar de Luis Miguel.

Las marcas grandes están atrapadas en sus procesos, sus comités, sus aprobaciones de múltiples niveles. Tienen que ser cuidadosas, corporativas, medidas. No pueden ser demasiado auténticas porque tienen que proteger su imagen global.

Pero tú, como empresa pequeña o mediana, puedes ser real. Puedes mostrar quién eres sin filtros. Puedes contar tu historia sin que pase por diez departamentos diferentes. Puedes conectar con tu audiencia de manera directa y personal.

Y en un mundo donde la gente está cansada del marketing corporativo genérico, esa autenticidad es oro puro.

He visto marcas pequeñas en LATAM con presupuestos ridículamente limitados generar lealtad que marcas multinacionales con millones en publicidad no pueden comprar. ¿Por qué? Porque contaron su historia de manera auténtica. Porque fueron reales. Porque conectaron. Bueno, se pudieron arriesgar porque no tenían a quién pasarle las cuentas.

El tamaño de tu presupuesto no determina qué tan bien puedes contar tu historia. Lo que determina eso es qué tan bien entiendes a tu audiencia, qué tan auténtico eres, y qué tan dispuesto estás a ser vulnerable.

No es solo marketing, es supervivencia

Cada día veo nuevas marcas lanzándose al mercado. Cada día la competencia se hace más feroz. Cada día es más difícil captar la atención de una audiencia bombardeada con miles de mensajes.

Y en ese contexto, el storytelling no es un "nice to have". No es algo que haces cuando ya tienes todo lo demás resuelto. Es la diferencia entre sobrevivir y desaparecer.

Las marcas que van a seguir relevantes en los próximos años son las que entienden que ya no están vendiendo productos o servicios. Están vendiendo identidad, pertenencia, propósito. Y todo eso se comunica a través de historias.

Las marcas que van a desaparecer son las que siguen pensando que con tener un buen producto y publicar "contenido de valor" genérico es suficiente. No lo es. Nunca lo fue. Pero ahora menos que nunca.

Tu historia está esperando ser contada

La buena noticia es que tú ya tienes una historia. Todo negocio tiene una. El problema es que probablemente no la has identificado, no la has articulado, y definitivamente no la estás comunicando de manera efectiva.

Tienes una razón por la que empezaste. Tienes desafíos que superaste. Tienes clientes cuyas vidas mejoraste. Tienes valores que guían tus decisiones. Tienes una visión de cómo quieres cambiar tu industria o tu mercado.

Todo eso es tu historia. Solo necesitas descubrirla, estructurarla, y contarla de una manera que haga que la gente sienta algo. Y sí, esto requiere trabajo. Requiere introspección. Requiere ser honesto sobre quién eres y qué representas. Requiere tal vez repensar cómo te has estado comunicando hasta ahora.

Pero ese trabajo vale cada minuto que inviertas en él. Porque cuando logras articular tu historia de manera poderosa, todo lo demás en tu marketing se vuelve más fácil.

Tus anuncios dejan de ser solo especificaciones y se vuelven invitaciones. Tu contenido deja de ser genérico y se vuelve magnético. Tus clientes dejan de ser transacciones y se vuelven evangelistas.

Hablemos de tu historia

Si has llegado hasta acá, probablemente algo de lo que dije resonó contigo. Probablemente te has dado cuenta de que tu marca necesita una historia más clara, más poderosa, más auténtica.

Y tal vez estás pensando: "sí, pero no sé por dónde empezar. No sé cómo identificar mi historia. No sé cómo comunicarla de manera que realmente conecte con mi audiencia en LATAM".

Eso es exactamente para lo que estoy acá.

He pasado años ayudando a marcas a descubrir y contar sus historias de manera que generen resultados reales. No storytelling por el storytelling. Storytelling que vende. Que construye lealtad. Que diferencia.

Y me encantaría conversar contigo sobre tu negocio. Sin compromisos. Sin pitch de ventas. Solo una conversación honesta sobre dónde estás, dónde quieres estar, y si puedo ayudarte a llegar ahí.

Conversemos sobre tu negocio →

Porque al final, puedes seguir siendo una marca más que pasa desapercibida. Publicando contenido que nadie recuerda. Invirtiendo en publicidad que genera clicks pero no conexión.

O puedes decidir que es momento de contar tu historia de verdad. De diferenciarte. De inspirar.

La diferencia entre esas dos opciones es todo.

¿Qué vas a elegir?